“Si acaso existe el espécimen masculino perfecto, Chris es lo más cercano en la faz de la tierra. 1,90 mts. de estatura, güero, pelo largo, ojos azules, pectorales y abdominales de acero y unos brazos que cualquier fisiculturista envidiaría”. El elogio encendido, leído en una revista “catorcenal” mexicana, está destinado al actor australiano (y marido de Elsa Pataky, por más señas) Chris Hemsworth. Y si lo traemos a colación es por el valor que da a los “pectorales y abdominales de acero”, cuya cotización en la escala de belleza masculina ha aumentado mucho en los últimos años (a pesar de las campañas a favor de los fofisanos).